- Área: 48400 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Adrià Goula
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Proveedores: Arquitectura Textil, Breinco, Espiral de llum, Microarquitectura, Moix, Pavimax, Santa & Cole
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El trazado de las vías de tren y metro por el interior del barrio de Sants (Barcelona) ha supuesto durante el último siglo una herida abierta en su tejido urbano, dividiendo el barrio en dos partes prácticamente incomunicadas, a lo largo de 800 m. desde la Plaza de Sants hasta la calle Riera Blanca, creando las consiguientes disfunciones urbanas, en términos de contaminación acústica y degradación de su entorno.
En el año 2002 la administración de la ciudad decidió poner en marcha el proyecto de renovación urbana del corredor ferroviario de Sants. Descartada la opción de soterramiento del corredor ferroviario, se optó por su confinamiento dentro de una caja ligera y transparente en buena parte del trazado, cuya cubierta debía transformarse en un largo paseo elevado y ajardinado de 800 m. de longitud, que de hecho se prolongaría más adelante en los municipios vecinos hasta Cornellá, dando lugar a un “corredor verde” de 5 Km. de longitud.
La estructura de soporte del edificio /contenedor está constituida por piezas prefabricadas de hormigón en una secuencia diagonalizada que adopta la forma de una gran viga Warren que evoca los antiguos puentes ferroviarios, dejando grandes triángulos vacíos propicios a su acristalamiento lo cual permite mantener la visión del paso del tren por la ciudad, reduciendo al mínimo su impacto acústico. El hecho de no acristalar totalmente el edificio permitió proyectar tres grandes taludes verdes que desde los puntos bajos del entorno ascienden hasta la cubierta. Estos taludes “anclan” el edificio a su entorno, permiten que el paisaje vegetal de la cubierta se derrame hacia las calles laterales y soportan rampas peatonales que dan un acceso “natural“ a la cubierta.
La cubierta del edificio queda elevada respecto a las calles del entorno entre 4 y 12 metros y en consecuencia sus jardines se convierten en un mirador sobre la ciudad. Estos se inician con un gran umbráculo, que hace de puerta de entrada a los jardines, que se estructuran en base a dos recorridos lineales: uno en el lado Norte de la cubierta, muy sombreado por el arbolado y otro en el lado Sur, permanentemente asoleado. El espacio intermedio entre ambos caminos se configura como la médula espinal de los jardines en base a la configuración de una topografía artificial compleja con una alta densidad de arbolado y una rica plantación de vegetación arbustiva y tapizante, seleccionada en función de una paleta cromática muy selectiva. Las elevaciones que presenta la topografía, reforzadas por la densidad y la estratégica posición de de las masas de arbolado, favorecen la creación de ámbitos en los que el paseante pierde la sensación de estar en el interior de la ciudad y genera la de hallarse inmerso en un entorno natural.
El tipo de árboles más utilizado han sido las Tipuanas, Sophoras, Koeleuterias y Malus Evereste caracterizados por presentar una floración amarilla y blanca. En cuanto a tapizantes y arbustivas la plantación se ha repartido entre el césped, la Bulbine, la Salvia roja, las rosas silvestres la Hedera Helix en la parte soleada y la Hedera helix, la Vinca, la Gaura y la Lantana, en la parte más umbría.